El sueño representa un estado de reposo, tanto físico como mental, pero también cumple con una función de elaboración, procesando situaciones ocurridas durante la vigilia.
De acuerdo a las distintas etapas del desarrollo va variando la cantidad de horas que duerme el niño, la profundidad del sueño y la distribución durante el día.
La hora de ir a la cama se transforma en un momento de transición entre la vigilia y el sueño, normalmente produce cierta ansiedad, y esta se relaciona con la necesidad de tener que separarse de los padres. En muchas familias la hora de dormir se transforma en algo inquietante que cuesta aceptar con facilidad.
Los pequeños recurren con frecuencia a diversos rituales que le sirven para tranquilizarse y le permiten conciliar el sueño. Por ejemplo: dejar una luz prendida, leerles un cuento, etc.
Algunos niños utilizan un peluche, un pedazo de tela o algún objeto que siempre es el mismo y lo tienen con ellos a la hora de dormir y les sirven para sentirse acompañados.
Es importante que los padres organicen los horarios y los hábitos referidos a la hora de dormir.
El buen dormir está relacionado con las actividades realizadas durante el día y con la relación con el entorno.
Pueden surgir algunas dificultades a la hora de dormir, como despertarse varios veces en la noche, llamar a los padres, tener sueños desagradables.
A veces el niño en pleno sueño se ríe o llora, sin despertarse. Es una reacción afectiva a una situación que puede presentarse en el transcurso de un ensueño.
También podemos observar que el niño hable durante el sueño, y este lenguaje esta relacionado con lo que esta soñando.
El niño puede tener terrores nocturnos que consiste en emitir algunos gritos levantarse o sentarse en la cama, angustiarse, gesticular, agitarse. Puede pasar que no reconozca a las personas, pero reacciona ante los intentos por reconfortarlo. Cuando la sensación de terror se acaba el niño vuelve a dormirse. Cuando despierta a la mañana siguiente no recuerda nada de lo vivido.
Las pesadillas es otro de los trastornos del sueño, el niño se mueve, gime, se despierta. El niño siente las imágenes del sueño como reales, se despierta, llora, llama a los padres y les dice que tiene miedo, sin poder explicarlo.
Estos sueños suelen repetirse varias noches consecutivas y suelen estar asociados a situaciones no elaboradas durante el período de vigilia.
Frente a estas situaciones el niño suele calmarse con la presencia de los padres, es importante que los padres entiendan esta situación y contengan al niño, a través de acompañarlo, acariciarlo, hasta que concilie el sueño nuevamente.
Dentro del desarrollo normal el niño va experimentando miedos a distintas situaciones, como la oscuridad, a estar solos, a los animales, etc., frente a esto es recomendable charlar con los niños acerca de sus temores y de las situaciones que le generan angustia.
Es necesario observar si es un fenómeno aislado que luego desaparece, que puede obedecer a un momento de angustia pasajero, o si se produce con mucha frecuencia, si van en aumento, si producen mucha angustia y si se reiteran a lo largo del tiempo.
En este último caso es necesario realizar una consulta, ya que podrá responder a distintos motivos y se deberá evaluar en cada caso en particular.
A medida que va creciendo, el niño logra normalizar el sueño.
El sueño es muy importante en la vida del niño, y es una necesidad para que los momentos de vigilia sean disfrutados plenamente.
LIC. MARÍA ISABEL CRUZ ROSSI
PSICOPEDAGOGA